lunes, agosto 19, 2019

Límites epistémicos de la historiografía

Ni lo abstracto, ni lo concreto: límites epistémicos de la historiografía

(A propósito de un debate entre historiadores en torno al proceso de mestizaje en América)

No veo cómo un historiador evitaría ser "reduccionista" (léase simplificador) en algún grado (admito que hay grados), cuando la evidencia muestra en el pasado de nuestro proceso de mestizaje latinoamericano, la coexistencia de múltiples discursos (empadronamiento, miliciano, judicial, social, político), variaciones geográficas, variaciones en el tiempo (por lo general graduales pero a distintas velocidades), polisemia, diversidad de estrategias de reconocimiento social y diversidad de escala de actores (como sujetos de esas estrategias) que van desde lo individual o familiar hasta colectivos o comunidades más amplias, identidades reivindicativas e identidades de adscripción, fronteras difusas o que se van volviendo difusas, multidimensionalidad de rasgos caracterizadores para determinar categorías, en fin, una realidad intrincada cuya riqueza o complejidad flexible ya resulta imposible de reproducir a esta distancia temporal (se perdió para siempre la trazabilidad del mestizaje)).

Lo más que se puede hacer es el llamado a la prudencia frente al peligro de la sobresimplificación, pero no hay, pues resulta imposible, una descripción exacta de esa realidad compleja en movimiento. Puedes usar información de los múltiples matices para destruir las versiones simplificadoras pero no puedes reemplazarla por una descripción mejor o más exacta, solo señalar trazos y pinceladas parciales, truncas, fragmentarias, de un paisaje inaprehensible del pasado.

Hay una asimetría entre la eficacia para destruir una determinada historiografía sobresimplificadora que describe el pasado (el proceso de mestizaje en Nuestra América) y la ineficacia o imposibilidad de construir una descripción alternativa más exacta, completa o mejor de ese pasado. Las evidencias destruyen el paisaje sobresimplificado pero nítido de algún pintor anterior, pero el nuevo cuadro es un paisaje fragmentario, incompleto, más parecido a una pintura cubista que a un hiperrealismo. A esto se le podría llamar: los límites epistémicos de la historiografía.

23 de octubre de 2014

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