sábado, abril 15, 2023

Refutando creyentes

 En esta entrada del blog La Mirada del Búho recopilo algunos de los argumentos más socorridos por los creyentes en dioses para tratar de justificar racionalmente su creencia o sus intentos para rebatir el ateísmo. Y luego paso a refutarlos de manera relativamente breve.

Hablo de dioses en plural, aunque se trate de monoteísmo. Esto se debe a que aún en religiones monoteístas, como el cristianismo por ejemplo, diferentes creyentes tienen diferentes ideas de ese “dios único”, lo que en la práctica significa una multiplicidad de dioses bajo una sola etiqueta. Y eso sin mencionar que suelen acompañar al dios de una serie de seres sobrenaturales que, sin tener la categoría de divinidad, son igualmente fantásticos. El truco de hablar de “Dios”, con mayúscula y como un nombre, es para crear la sensación psicológica de que el nombre tiene un referente objetivo y que todo el mundo habla del mismo ente, lo cual no es lo que sucede.

 

Argumento 1. “No se ha demostrado la inexistencia de Dios”.

Refutación. Esta frase debe traducirse como “No se ha demostrado la inexistencia de un dios o dioses”. Podría aplicarse al dios cristiano, musulmán, hebreo, o a algún dios sacado de las colecciones de dioses de los nórdicos, los griegos antiguos, los hindúes o los de cualquier tribu. Este argumento falla, en primer lugar, porque ignora que la carga de la prueba le corresponde a quien afirme la existencia de X (sea X lo que sea), debido -entre otras cosas- a que no es posible demostrar la inexistencia de algo, ya que siempre es posible imaginar hipótesis ad hoc, como por ejemplo que ese “algo” existe en otro lugar o tiempo o fuera de nuestro espacio y tiempo (en otro planeta por ejemplo, o in extremis en otra región del universo con otras leyes o en otro universo del “multiverso”). ¿Alguien ha demostrado que Zeus no existe? ¿o que Odín no existe? Esas creencias fueron abandonadas por diversas razones, pero no por demostraciones de inexistencia.

Veamos como funciona este criterio en la ciencia. Por ejemplo, si un científico postula la existencia de átomos, de un éter lumínico, del flogisto, del calórico, del elan vital, de los fotones, de los neutrinos, de la antimateria, de la energía oscura, de la materia oscura, etc, la idea sería sólo una hipótesis hasta que haya evidencias de su existencia. Lo mismo aplica para las propiedades (o “poderes”) como las propiedades físicas, químicas, biológicas, psicológicas y por esa misma vía “poderes” como la telepatía, telekinesis, videncia del futuro, reencarnaciones, inmortalidad, “mal de ojo”, embrujos, etc. Ahora bien, para que una idea sea una hipótesis científica interesante debe servir para explicar y predecir fenómenos, debe ser fecunda para la investigación, debe ser contrastable empíricamente y debe estar acorde con el conocimiento científico en general o por lo menos chocar lo menos posible con el conocimiento acumulado. En el caso de los átomos, los fotones, los neutrinos, la antimateria, esas hipótesis se convirtieron en conocimiento firme al obtenerse evidencias experimentales y encajar en el viejo o nuevo marco teórico. En el caso de la energía oscura y la materia oscura, hay evidencias incompletas por lo que aún se presentan dudas y todavía no encajan bien en el marco teórico de la física. En el caso del éter, el calórico, el flogisto, el elan vital, esas hipótesis fueron abandonadas, pero no por demostraciones de inexistencia sino porque nuevos desarrollos teóricos y experimentales hicieron inútiles o innecesarias esas hipótesis y, en consecuencia, el principio de parsimonia (ver más adelante) las barre. En los casos de las propiedades físicas, químicas, biológicas, psicológicas, la lista se ha ido ampliando a medida que se prueba su existencia. Pensemos en propiedades tan sorprendentes como la superconductividad o el entrelazamiento cuántico, por ejemplo, o las ondas de espacio-tiempo (gravitacionales). En cambio, los “poderes mentales”, mencionados arriba, tales como la telepatía, telekinesis y los demás de ese estilo, se investigaron pero nunca se pudo probar su existencia, por lo cual son rechazados por la ciencia. Nótese que no se trata de probar su inexistencia, lo cual es imposible. Es al revés, su rechazo es porque no se pudo probar su existencia y el que quiera seguir investigando es asunto suyo, igual que si alguien quiere seguir intentando construir una máquina de movimiento perpetuo. Lo importante es que no sea a costa de los recursos de la sociedad, dilapidando dineros públicos.

Al argumento nítido de la carga de la prueba ilustrado arriba es pertinente complementarlo con otro criterio de la ciencia y la filosofía: el principio de economía, principio de parsimonia o navaja de Ockham, que nos indican que hay que evitar la inflación ontológica, es decir, la postulación de entidades innecesarias que no tienen valor agregado para el conocimiento. Las hipótesis inútiles se desechan.

Nota adicional: vale aquí recordar las críticas que recibió el criterio popperiano de la falsabilidad (refutabilidad). La tesis Duhem-Quine, la carga teórica de la observación y otras ideas de la filosofía de la ciencia como los paradigmas de Kuhn o los programas de investigación de Lakatos, destrozaron la falsabilidad estricta, obligándola a flexibilizarse hasta perder el sentido para el cual fue propuesta por Popper. La contrastabilidad empírica sigue siendo muy importante, pero está lejos de ser un proceso simple y automático. Los llamados experimentum crucis, que se supone sirven para dirimir entre alternativas, también han sido relativizados. Todo esto aplica para las hipótesis que postulan la existencia de un X y muestra por qué no hay “demostraciones absolutas de inexistencia”. En todo caso, un popperiano diría que la hipótesis de un dios o dioses no es falsable, por tanto no es científica, cae afuera de la ciencia y cae dentro de lo que algunos autores llaman “lógica paranoica” (para el paranoico todo es prueba de aquello que presume, ya sea que suceda una cosa o su contrario, su creencia se adapta a todo y la persona entrampada en esa “lógica” defectuosa no puede ser convencida jamás). Así funcionan los dogmas.

 

Argumento 2. “La ciencia no ha logrado explicar X o Y fenómenos, luego es pertinente una explicación sobrenatural o milagrosa”. Por ejemplo, el “ajuste fino” del universo, el origen del universo (antes se hablaba del origen del sistema solar), el origen de la vida, la complejidad de los seres vivos, la conciencia, etc. Dentro de este tipo de argumentos entran los del denominado “diseño inteligente”.

Refutación. Este argumento es denominado “el dios de los huecos”. Se llama así porque el truco es aprovechar cualquier hueco que haya en el conocimiento humano de la época para proclamar que aquello nunca podrá ser explicado de forma científica y que por tanto la única “explicación” es la acción mágica de un agente sobrenatural. Hay una variante naturalista que utiliza como “explicación” a agentes naturales como podrían ser unos supuestos visitantes extraterrestres. Si no sabemos aún cómo un pueblo antiguo construyó un monumento extraordinario, entonces eso se “explica” por la acción de dioses o extraterrestres. Si no sabemos aún cómo se explica un fenómeno natural o una característica de la naturaleza, entonces se acude a la pseudoexplicación milagrosa o mágica que involucra la agencia intencional (sospechosamente parecida a la humana) de un ser sobrenatural, de seres extraterrestres o de seres de otra dimensión o universo.

Así eran las explicaciones primitivas sobre la lluvia, la sequía, el trueno o el rayo, los terremotos, tsunamis, la cosecha, las enfermedades y hasta las derrotas o victorias en las guerras. Todo estaba intervenido por espíritus de la selva, dioses o poderes brujos. El cerebro humano evolucionó en sociedad y así como un niño de pocos años atribuye mente a otros humanos (se suele llamar “teoría de la mente” a esa capacidad infantil que se adquiere como a los 4 años), esa misma capacidad se proyecta a todo tipo de seres: animales, vegetales, ríos, montañas, muñecos, etc. Es una proyección antropomórfica.

En contraste la ciencia explica los fenómenos naturales como procesos objetivos no intencionales, es decir, no intervenidos por agentes naturales espurios o sobrenaturales, procesos que obedecen a patrones también objetivos que se pueden estudiar y que luego sirven para predecir, lo cual abre inmensas posibilidades para los seres humanos (“el conocimiento es poder” decía Bacon). La ciencia es naturalista, objetivista, rechaza las pseudoexplicaciones sobrenaturales (mágicas) y las proyecciones antropomórficas más allá de lo específicamente humano. Es bajo ese enfoque que, en los últimos cuatro siglos, ha progresado el conocimiento científico de la naturaleza, depurándose gradualmente de lo subjetivo, lo sobrenatural y lo antropomórfico.

La historia nos enseña que el conocimiento científico ha ido reemplazando las “explicaciones” mágicas, milagrosas, sobrenaturales y antropomórficas una y otra vez a lo largo de los siglos. De ahí que podamos esperar que todo aquello que aparezca como inexplicado al día de hoy, pueda ser explicado más adelante gracias a la investigación científica y no inventando respuestas mágicas sin fundamento, esto es, arbitrarias.

Nota: sobre “ajuste fino”, origen del universo, origen de la vida, la conciencia y otros temas por resolver podríamos decir mucho más, pues en las últimas décadas se ha avanzado enormemente en esas líneas de investigación. Por ahora basta decir que no hay carencia de hipótesis científicas al respecto como se estudia en el campo de la Gran Historia o Big History. Por el contrario, lo que hay es fecunda investigación en curso. Y sobre esos temas he producido otras entradas en este blog, conferencias en Youtube, cursos de Big History.

El punto es que el creyente cree que necesariamente lo complejo produce lo simple, así como un relojero produce un reloj (metáfora del siglo XVIII que hoy se podría cambiar por un sistema informático) (nota: el razonamiento por analogía no es argumento válido, no tiene fuerza probatoria, sólo sirve para ilustrar). Según él es imposible que lo complejo surja de lo simple. Pero semejante creencia choca frontalmente con todas las ciencias. El creyente de este tipo está desconociendo el concepto de emergencia, que es un concepto metacientífico obtenido a partir de la ciencia y significa que lo complejo emerge de lo simple. Es lo que se ha encontrado en astronomía, en geología, en física, en química, en biología, en historia social. Algunos ejemplos pueden ser nucleosíntesis de elementos químicos en el Big Bang, estrellas y supernovas; síntesis de moléculas a mayores niveles de complejidad, incluyendo biomoléculas; surgimiento de eucariotas a partir de endosimbiosis de arquea y bacterias; formación de sistemas termodinámicos alejados del equilibrio (basta ver los huracanes o el agua hirviendo con sus estructuras ordenadas); evolución de los seres vivos con la complejización de una parte de la biosfera; evolución de los cerebros y sistemas nerviosos centrales; emergencia de conductas; progreso y complejización de las sociedades humanas.

Los creyentes suelen repetir discursos que hablan de la improbabilidad del surgimiento de la vida, citando por ejemplo a Hoyle y su imagen del huracán que arma espontáneamente un boeing 747, la cual es una analogía que no se sostiene, pues allí no hay selección natural. La evolución biológica no es un producto exclusivo del azar, sino el resultado de interacciones de procesos deterministas que pueden modelarse en un esquema de variación y selección. Por cierto, los modelos de variación y selección pueden utilizarse también con la materia no viva, por ejemplo en astronomía. Quien no domine esos esquemas de pensamiento no puede entender procesos como la evolución. La abiogénesis hace unos 4 millardos de años en la Tierra primigenia es abordable perfectamente con ese enfoque, aplicado a la química.

Sobre el origen de la vida terrestre ver esta entrada: Abiogénesis

En cuanto al diseño inteligente del sistema solar, como lo llegó a pensar Kepler con los sólidos platónicos, ese problema fue resuelto con un esquema darwiniano de variación y selección: existen trillones de sistemas planetarios y aunque la mayoría no ofrezca condiciones favorables para la vida, puede haber una minoría de miles o de millones de planetas que sí las ofrezcan. Es decir, que la improbabilidad no es imposibilidad, cuando hay trillones de oportunidades. De hecho, el término “improbable” es muy vago mientras no se cuantifique y actualmente nadie puede calcular, ni siquiera en forma aproximada, cuál es la probabilidad real de que surjan fenómenos biológicos. Para ello hace falta más investigación.

Sobre el ajuste fino hay una solución similar a la del sistema solar que podemos imaginar. Ver esta explicación especulativa pero naturalista en: Video

Conclusión: a medida que avanza la ciencia el dios de los huecos retrocede. El dios de los huecos siempre va en retroceso, nunca avanza.

 

Argumento 3. “El ateísmo no se deriva de la ciencia o no tiene que ver con la ciencia”.

Refutación. Este argumento es increíble porque las evidencias de lo contrario son abrumadoras. Ya en la refutación del argumento 2 mostramos cómo la ciencia es naturalista, rechaza las explicaciones mágicas sobrenaturales, antropomórficas y teleológicas. Eso es filosofía de la ciencia a un nivel muy básico. Avanzando en esa misma dirección se puede argumentar que la ciencia tiene la misma ontología y la misma epistemología que el ateísmo racioempirista (ver entrada en este blog sobre el ateísmo racioempirista). La ciencia es también racioempirista (tiene rigor lógico y rigor experimental) y rechaza el irracionalismo dentro de la ciencia, es objetivista y rechaza o minimiza el subjetivismo dentro de la ciencia, su ontología es materialista y rechaza el idealismo. La neurología o neuropsicología, por ejemplo, nos muestra que la mente es una función del cerebro y que no hay mente sin cerebro (mentes incorpóreas, fantasmas, alma o espíritu humano inmortal, son fantasías, nunca han sido detectadas), lo cual es plenamente coherente con la biología evolutiva que nos expone el origen natural de la especie humana. También es consistente con los experimentos de interfase cerebro humano – máquinas, que permiten a un ser humano interactuar con una máquina por medio del pensamiento (que es actividad cerebral plenamente material pues consume energía). Ahí se desmoronan todas esas fantasías sobre seres espirituales, dioses pensantes incluidos.

Otro eje de refutación es la ciencia de la historia. La historia de las religiones nos muestra que son creaciones idiosincrásicas subjetivas de los diferentes pueblos. Contrafáctico: si la historia mostrara que todos los pueblos produjeron la misma religión o llegaron a la misma idea de la divinidad, se tendría que reconocer, a partir de ese carácter universal, que debe haber algo objetivo que explique esa universalidad. Pero ese no es el caso. En contraste, la universalidad de las ciencias naturales proviene de su metodología experimental y replicable que minimiza lo subjetivo y maximiza la objetividad como ideal regulador.

La historia también nos muestra que el ateísmo reflexivo, colectivo, cientificista, surge en el siglo de las luces, especialmente con la Ilustración, como un efecto colateral de los avances científicos que desvirtúan la biblia (católica o no católica) y posibilitan el surgimiento de una cosmovisión mecanicista y materialista en aquella época. La ciencia lo hizo posible. No sobra recordar la oposición institucional de la iglesia católica, especialmente el tribunal de la Inquisición, al progreso de la ciencia en los albores de la modernidad. Las sociedades islámicas y protestantes, que fueron más proclives al avance del conocimiento en los siglos anteriores, han dado un vuelco negativo hacia el dogmatismo y fanatismo en los últimos tiempos, mientras que el catolicismo se ha flexibilizado.    

Otro punto clave es la correlación estadística entre avance de la ciencia y mayores niveles de ateísmo (esto se puede ver en forma diacrónica en el mismo país o en comparación sincrónica entre países con niveles distintos). Alguien podría decir que EEUU es la excepción. Pero si se analiza esa país internamente, se verá que la correlación es clara entre los estados más avanzados y los más atrasados que son precisamente los del bible belt. Ese fenómeno del fundamentalismo evangélico de las zonas más atrasadas de EEUU proviene de la peculiar historia de esa nación. Asimismo se puede estudiar la correlación inversa entre mayores niveles de educación y mayores niveles de creencia en dioses. La comunidad científica tiene un porcentaje de ateos mucho mayor que la ciudadanía en general, en practicamente todos los países. Y dentro de las propias comunidades científicas se va a encontrar mayor porcentaje de ateos en los niveles más altos (por ejemplo en los premios Nobel) que en los niveles más bajos (por ejemplo, las comunidades científicas latinoamericanas).

Resumiendo: el choque entre ciencia y religión, y la fuerte conexión entre ateísmo y ciencia se encuentran en:

·         La cosmovisión científica que nos brindan las ciencias naturales y su Big History.

·         La neuropsicología que niega las mentes incorpóreas en coherencia con la biología evolutiva.

·         La historiografía científica que nos muestra, por un lado, el carácter idiosincrásico de las creencias religiosas y, por otro lado, el carácter universal de las ciencias naturales; mientras que muestra el desarrollo del ateísmo como efecto derivado del avance de las ciencias desde los siglos XVII y XVIII hasta hoy.

 

Hasta aquí la primera parte. En la segunda parte (siguiente entrada del blog) abordamos otros alegatos que no son verdaderos argumentos sino trucos retóricos: el argumento de autoridad mediante citas, la explotación de algún error particular de la contraparte y la crítica ad hominem al comportamiento del ateo militante (voy a referirme a un comportamiento que sí está justificado: darle importancia a ciertas creencias metafísicas que impactan la sociedad).

Refutando creyentes (segunda parte)

 Segunda parte


Argumento 4. El creyente cita a algún personaje famoso o prestigioso haciendo alguna afirmación que apoya o parece apoyar la tesis del creyente.

Refutación. El argumento de autoridad no es un verdadero argumento válido, pues sólo informa lo que pensaba un sujeto. Normalmente se usa de manera honesta como una forma de ahorrar tiempo en la argumentación, bajo el supuesto de que el interlocutor acepta la autoridad de conocimiento del personaje citado. En realidad, lo que tendría que exponer es el argumento completo y no citar frases aisladas sacadas de contexto y ocultando el resto de planteamientos del personaje. Y aún en ese caso el argumento puede estar equivocado. Por ejemplo, Newton creía en la religión y en la alquimia, pero eso no válida un ápice ni la religión ni la alquimia, ambas eran simplemente creencias de su época. Y si recordamos y apreciamos a Newton no es por aportes a la alquimia o la religión sino por aportes a la ciencia (por cierto, Newton sí incluye a su dios en su razonamiento de los Principia, pero el desarrollo posterior de la mecánica clásica de partículas prescindió de esa idea innecesaria, como bien le dijo Laplace a Napoleón). Vivimos en un mundo donde el conocimiento acumulado avanza rápidamente, un mundo en progreso. Por esa razón, las citas envejecidas fácilmente pueden ser impertinentes por obsoletas.

Una modalidad más grave es el argumento de falsa autoridad. En el argumento de autoridad mencionado en el párrafo anterior se supone que el personaje es experto en el tema sobre el cual se pronuncia. Pero si el personaje se pronuncia sobre algo en lo cual no es experto en el sentido de haber acumulado un conocimiento fundamentado, entonces ni siquiera se puede considerar autoridad en el tema, aunque lo sea sobre otros temas. Es una falsa autoridad. Es lo que suele sucederle a personajes con premios Nobel que pontifican sobre diversos asuntos ajenos a la especialidad en la cual fueron premiados. No es extraño que “metan las patas”. Ahora bien, ¿puede alguien ser experto en dioses? ¿qué significa ser experto en la existencia de un dios? Si su creencia se basa en la fe o en vivencia personal subjetiva significa que no hay base racional para su “autoridad”. Su pronunciamiento es irrelevante. Y si tuviese base racional para su creencia entonces, en ese caso, en vez de apelar a la autoridad lo que procede es exponer esa base racional. Y como siempre se somete a crítica racioempirista.

 

Argumento 5. Atribuir a algún ateo particular o a los ateos en general alguna afirmación equivocada.

Refutación. Puede ser que sea cierto que algún ateo la dijo o puede ser falso, pero en todo caso constituye una falacia generalizar como si el caso fuese representativo de la totalidad de los ateos o intrínseco al ateísmo como tal. Si se trata de una tesis que ningún ateo ha afirmado estaremos ante una falacia espantapájaro u hombre de paja (Strawman), se está mintiendo o tergiversando. Si se trata de una tesis que algún ateo equivocadamente afirmó, entonces se cometen dos falacias al atribuírselo a todos: falacia de generalización apresurada y falacia por asociación. Queda claro entonces que el “argumento 6” es un truco burdo y no un verdadero argumento.

Un ejemplo notorio es la referencia a Dawkins y a otro divulgador científico diciendo que el universo se originó de la “nada”.  Eso es algo que la ciencia no afirma. Las fluctuaciones cuánticas se producen en el vacío cuántico, que tiene energía distinta de cero. Es un error burdo confundir el vacío cuántico con la “nada”. Cuando la cosmología habla de una singularidad en el origen del Big Bang, está diciendo que la teoría (Relatividad General) allí no aplica, es decir, que el origen es desconocido en el actual marco teórico. Actualmente la respuesta correcta a la pregunta ¿Cómo se originó el universo observable?, es la siguiente: no lo sabemos. Aún no hay respuesta científica al respecto. Aquí aplica la refutación del dios de los huecos (ver Argumento 2 en la primera parte).

 

Argumento 6. En los grupos de Facebbok sobre ateísmo, los creyentes critican a los ateos por vivir “obsesionados” por algo inexistente.

Refutación. Dejemos de lado que es una falacia ad hominem y analicemos el caso. El creyente no cae en cuenta que al entrar en un grupo de ateos en una red social va a obtener un muestreo sesgado, no representativo. Hay muchos más ateos fuera de los grupos ateístas de Facebook que dentro de ellos. Y dentro de los grupos grandes, con miles o cientos de miles de miembros, la mayoría es silenciosa, los vociferantes son los más “afiebrados” con el tema. Por tanto, la “obsesión” no es tal.

Con éste y otros escritos sobre el tema, yo estoy dedicándole tiempo y energía. ¿Vale la pena? El punto es que el problema no es la creencia metafísica en sí, que pertenece a la zona mitológica (ver más adelante este concepto), sino cómo esa creencia se inmiscuye en asuntos políticos y morales con posiciones retardatarias y efectos negativos para la sociedad. Por tal impacto negativo sí hay que preocuparse. Ahí están los ejemplos de Trump, Uribe, Bolsonaro o el partido popular de España, entre otros que utilizan los fanatismos cristianos para hacer política o promover criterios morales conservadores. La religión funciona como factor alienante. En 2016 hubo un caso notorio en Colombia. Hubo un referendo sobre el acuerdo de paz con el grupo de las FARC y por una pequeña diferencia ganó el No a la paz. En esa ocasión hubo bastante desinformación y la religión fue usada para manipular a las masas (ver marcha del 10 de agosto de 2016 en varias ciudades de Colombia; de paso tumbaron a la ministra de educación que era públicamente homosexual).

El pensamiento mágico-religioso favorece la formación de súbditos, más que de ciudadanos autónomos. Es una forma de infantilización de la población. Lo contrario de la mayoría de edad que planteara Kant y por tanto no contribuye al uso público de la razón. En la escuela se pretende que el joven aprenda ciencia, razonamiento, pensamiento crítico, se pretende construir ciudadanía y futuros trabajadores o emprendedores creativos. Pero si ese esfuerzo se mezcla con un adoctrinamiento religioso irracional lo que se genera es confusión, incoherencia, que el joven nunca alcance una cosmovisión científica. He ahí el impacto negativo de la creencia metafísica en la educación.

La racionalidad está bajo amenaza. El irracionalismo o el oscurantismo avanzan en varios frentes. Ante el auge de las redes sociales los medios de comunicación han perdido influencia, lo cual es bueno, pero esa tutela ha desatado un ruido en la intercomunicación de masas desorientadas. El pensamiento crítico es fundamental para la defensa de la racionalidad y la ilustración en un mundo con fake news, pseudociencias, pseudoteorías conspiranoicas, ideologías de diversos signos proclives al fanatismo, ideologías anti-occidentales infiltradas en la izquierda, ideologías de correccionismo político de tipo identitario, woke o de liberalismo individualista radical, ideologías neoliberales o libertarians.

En la vida práctica la racionalidad se mantiene, pero en la zona mitológica el individuo puede adoptar cualquier idea sin que eso repercuta de inmediato en su superviviencia diaria, por lo que es fácil que la persona pierda el “polo a tierra”. Estos temas han sido desarrollados por Steven Pinker en sus libros más recientes. En mi columna de El Unicornio publiqué una reseña del libro La racionalidad de Pinker el 6 de noviembre de 2021. Ahí escribí lo siguiente:

“¿Qué le pasa a la gente?  Esta pregunta es el título del penúltimo capítulo, donde Pinker aborda el crucial y espinoso tema de las creencias, como lo expusiera Carl Sagan en El mundo y sus demonios.  En este capítulo el autor toma de Robert Abelson y el humorista George Carlin la diferencia entre creencias distales y creencias comprobables, la cual lleva a los individuos a establecer dos zonas de realidad: el entorno inmediato (donde son realistas pues ser fantasioso sale costoso) y la realidad lejana (donde pueden ser fantasiosos sin problema).  Esa realidad lejana puede ser el más allá, el espacio exterior, el micromundo, el pasado anterior a nuestra memoria, el futuro y el mundillo de los ricos y famosos al cual no tenemos acceso.  Esa realidad que no es directamente accesible configura una zona mitológica, donde podemos dar rienda suelta a la especulación.

Tales creencias mitológicas, como la religión, las pseudociencias, las pseudoteorías conspiranoicas, las fake news y los mitos identitarios, se pueden asumir sin aparentes consecuencias negativas. Al contrario, parecen brindar sentido de pertenencia a un colectivo o “tribu”, sensación de superioridad moral o cognitiva (buenos contra corruptos o despiertos contra dormidos) o simplemente convertirnos en personajes entretenidos en una reunión social con nuestras “teorías” extravagantes.  Sin embargo, no es cierto que no haya consecuencias negativas: ahí está el caso de los antivacunas o las medicinas no basadas en la evidencia, o las sectas, o el negacionismo del cambio climático antropogénico.  Y los efectos políticos del oscurantismo, añado yo”.

 

Epílogo

Los seis recursos retóricos mencionados en la primera y segunda parte son refutados una y otra vez en las redes sociales y a veces en conversaciones presenciales. Si el creyente fuese predominantemente racional y con actitud de aprendizaje podría aprovechar los argumentos que se le brindan para obtener conocimiento y resolver sus dudas, y además agradecerlo. Pero lo más común es que el creyente no sea una persona con dudas y apetito de aprendizaje, sino un troll, o un fanático dogmático e irracional que no le interesan las razones. O simplemente una persona que ha hecho de su creencia un componente vital de su identidad y, por tanto, le cuesta cambiar. En el caso de los grupos de facebook se cae en un inútil diálogo de sordos, una pérdida de tiempo, pues no hay verdadero debate sino simple repetidera de memes, insultos y burlas a falta de argumentos. Y muchos ateos, sobre todo adolescentes, caen en ese mismo juego.

Coletilla: El debate sobre la biblia no lo he mencionado. Considero que no vale la pena, pues los católicos ya resolvieron eso hace tiempo, simplemente diciendo que es alegórica y que no se debe asumir de manera literal. Sólo los fundamentalistas evangélicos siguen atrapados en la literalidad absurda de ese texto primitivo e infantil.  Y además de todo lo mencionado no faltan los creyentes (y a veces ateos o agnósticos también) que ignoran la ciencia y se dedican a tergiversarla. Un caso típico es el “debate” del creacionismo y la teoría de la evolución, una discusión externa por completo a la ciencia y superada hace más de 100 años. Ahí lo que está fallando es el sistema educativo, pues la biología evolutiva debe ser parte medular del pensum en la educación básica y media.  

Soy cientificista

 ¿Has leído el libro Elogio del cientificismo?

Te lo recomiendo. Es de editorial Laetoli y recopila escritos de varios autores importantes.
Los términos "cientificismo" o "cientificista" utilizados como insulto o para descalificar, constituyen una caricatura, una falacia espantapájaro.
Por ejemplo, ningún auténtico cientificista afirma que la ciencia es el único conocimiento válido. Sería absurdo. Pero frecuentemente le atribuyen tal exabrupto. Y hasta el DRAE trae esa definición.
Lo que afirma el cientificista es que la ciencia es el mejor modo de conocer el mundo. Y al hacerlo usa la palabra "ciencia" de manera no esencialista.
Dicho de mejor forma: la humanidad ha aprendido diversos modos o métodos de conocer el mundo. Y a lo largo de los siglos ha seguido aprendiendo y mejorando. Pues bien, desde el siglo XIX llamamos "ciencia" a lo mejor que hemos logrado en ese aprendizaje.
Lo consideramos mejor por su creciente poder explicativo y predictivo, por su cada vez mayor rigurosidad (lógica y experimental) y precisión, por su exponencial potencial tecnológico, por su claridad, transparencia y enseñabilidad (su carácter abierto, exotérico, así, con x), por su constante progreso, por su creciente independencia de factores subjetivos (en lo cognitivo, no en lo ético), por la creciente integración de sus componentes. Y también por la cosmovisión que nos ha brindado, la más amplia, la de mayor escala en la historia de la humanidad. Una cosmovisión que se puede expresar en forma narrativa épica como Gran Historia o Big History (en este blog hay varias entradas sobre este tema).
Por eso, cuando me llaman "cientificista", respondo: gracias.

domingo, abril 02, 2023

La exosomatización del conocer y un chat con GPT

 En 2012 escribí una ponencia titulada La exosomatización del conocer que expuse en el Congreso Iberoamericano de Filosofía en Santiago de Chile, la cual luego fue publicada en la revista Ingeniare con el título El giro ingenieril de la epistemología.

Ese escrito se puede leer en este enlace:

https://www.researchgate.net/publication/320846705_El_Giro_Ingenieril_de_la_Epistemologia

Y también se puede descargar aquí:

https://revistas.unilibre.edu.co/index.php/ingeniare/article/view/639


Ese texto pertenece a la filosofía de la ciencia, la filosofía de la inteligencia artificial y la filosofía de la tecnología. 

Se refiere a la posibilidad de que las máquinas (sean procesos automatizados o robots) logren generar nuevos conocimientos, es decir, producir descubrimientos científicos. A ese logro lo denominé "exosomatización del conocer" y coronaría un esfuerzo de muchos siglos desde la invención de la lógica en la Grecia clásica.

En un ejercicio reciente conversé brevemente sobre el asunto con Chat GPT. Más o menos coincide con mi enfoque (que está centrado en el descubrimiento), aunque en algún momento se desvía a otros temas como la gestión del conocimiento (KM) que poco tiene que ver.

En todo caso, estos desarrollos tecnológicos en robótica e inteligencia artificial evidencian un giro ingenieril de la epistemología.

 

Chat sobre exosomatización

JES = Jorge Senior

JES: Sabes qué significa "exosomatización"?

Gepeto: Sí, "exosomatización" se refiere al proceso mediante el cual un organismo transforma su entorno externo, mediante herramientas o tecnologías, para mejorar su capacidad de adaptación y supervivencia. En otras palabras, se trata de la externalización de procesos que normalmente son realizados por el organismo de forma interna, como la regulación de la temperatura corporal o la digestión de alimentos.

Este término ha sido utilizado en diversos campos, como la biología, la antropología y la filosofía, y se relaciona con la idea de que los seres humanos y otros organismos pueden utilizar herramientas y tecnologías para ampliar sus capacidades y mejorar su capacidad de supervivencia en entornos diversos. Por ejemplo, la ropa y la vivienda son ejemplos de exosomatización en los seres humanos, ya que nos permiten adaptarnos a diferentes condiciones climáticas y ambientales que no podríamos enfrentar sin ellas.

Espero que esta información te haya sido útil.

JES: Y que puedes decirme sobre "exosomatización del conocer"?

Gepeto: "Exosomatización del conocer" se refiere a cómo los seres humanos han utilizado herramientas y tecnologías para mejorar y ampliar su capacidad para adquirir y procesar información. La exosomatización del conocer incluye, por ejemplo, el uso de tecnologías de la información y la comunicación, como internet y las redes sociales, que permiten el acceso a una gran cantidad de información y la conexión con personas de todo el mundo.

La exosomatización del conocer también se relaciona con la idea de la externalización de la memoria, que implica que los seres humanos han utilizado herramientas como la escritura y la grabación de audio y video para registrar y almacenar información, lo que nos permite acceder a ella en cualquier momento y lugar.

Algunos expertos han señalado que la exosomatización del conocer ha tenido un gran impacto en la forma en que los seres humanos procesamos y entendemos la información. Por ejemplo, el acceso a una gran cantidad de información a través de internet y otras tecnologías ha llevado a una mayor especialización del conocimiento, pero también ha generado preocupaciones sobre la veracidad de la información y la pérdida de habilidades para procesar información de manera crítica y reflexiva.

Espero que esta información te haya sido útil.

JES: Tienes información sobre "el giro ingenieril de la epistemología"?

Gepeto: Sí, el "giro ingenieril de la epistemología" se refiere a un cambio en la forma en que se ha abordado la epistemología, la rama de la filosofía que se ocupa del estudio del conocimiento y la investigación científica. En lugar de centrarse en cuestiones abstractas sobre la naturaleza del conocimiento y la verdad, el giro ingenieril de la epistemología se enfoca en los procesos de producción de conocimiento y en cómo se pueden mejorar y optimizar mediante la aplicación de métodos y técnicas de ingeniería.

El giro ingenieril de la epistemología ha sido impulsado por varios factores, incluyendo el creciente énfasis en la ciencia aplicada y la tecnología en la sociedad contemporánea, así como la preocupación por mejorar la eficiencia y la efectividad de la investigación científica y la innovación tecnológica.

Este enfoque ha llevado a la aparición de nuevas áreas de investigación, como la "ingeniería del conocimiento" y la "gestión del conocimiento", que se centran en el desarrollo de herramientas y técnicas para la creación, almacenamiento, gestión y transferencia de conocimientos.

Algunos críticos han planteado preocupaciones sobre los efectos del giro ingenieril de la epistemología en la comprensión de la naturaleza y los límites del conocimiento, y han argumentado que puede llevar a una reducción del conocimiento a meros productos técnicos y aplicaciones prácticas. Sin embargo, otros defensores del enfoque han señalado que puede ofrecer nuevas oportunidades para la innovación y la resolución de problemas prácticos y sociales.