Ponencia escrita a finales de 2016 y publicada en 2018 en el libro de Memorias del IV Congreso Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y la tecnología
Resumen
Ampliado de Comunicación
IV Congreso
Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología
Cultura
científica y cultura tecnológica
Julio 3 al 7, 2017 – Salamanca, España
No es tiempo de
muros
Jorge Enrique
Senior Martínez
Barranquilla, Colombia
Área
temática a inscribirse: Filosofía de las ciencias sociales
Palabras clave: Naturaleza
humana, construccionismo social, humanismo liberal, biología, ciencias sociales
Perspectiva de
actualidad
En el segundo
semestre de 2016, casi veinte años después de la “Declaración sobre la Raza” de
la AAA, EEUU se debatía en medio de la
violencia racial a pesar de la presidencia de un afrodescendiente y del lema #blacklivesmatter. Finalmente los resultados electorales de
noviembre de 2016 dan el triunfo al candidato y al partido más proclive a las
posiciones racistas o xenofóbicas.
Mientras tanto, en
Colombia, tras un cuarto de siglo con una constitución laica, una simple
cartilla escolar sobre sexualidad, emanada del Ministerio de Educación (2016),
logró que las iglesias católica y evangélicas movilizaran en agosto de 2016 a
cientos de miles de personas “en defensa de la familia” y contra la “ideología
de género”, lo cual terminaría repercutiendo en la derrota de la refrendación
de los Acuerdos de Paz entre el Estado y la mayor de las guerrillas
(Gómez-Suárez, 2016).
En estos y otros
casos similares se debate una posición tradicionalista y conservadora contra
una posición liberal y progresista. Lo
curioso es que son las posiciones conservadoras las que acuden a la biología,
mientras que las progresistas se atrincheran en un construccionismo social, y cuando no abrazan la tabula rasa, entonces minimizan la
importancia de la biología reduciéndola como mucho a un trasfondo, una base
plástica indiferenciada que es modulada por la cultura (Pinker, 2002; Hacking
2001). Olvidando la falacia naturalista,
el discurso construccionista radical ha acomodado el término “naturalización”
con el sentido de un “velo ideológico legitimador”, carente de fundamento
científico.
Estas tesis
progresistas son acolitadas por organismos como la ONU, élites políticas e
intelectuales, y se las considera como “políticamente correctas”. Esto se debe a los valores que abanderan,
tales como la libertad, la tolerancia, la dignidad inherente a la condición
humana y el respeto a la diversidad. Y también a que invocan a su favor la
ciencia y la filosofía, pero esto resulta contradictorio dado el desconocimiento
que hacen de la biología que desde hace 150 años reubicó a la especie humana en
la esfera ontológica de la naturaleza.
La tarea crítica de
la filosofía no puede enfocarse exclusivamente en la posición tradicional, sino
que debe someter a examen todas las tesis en pugna. Someter a los valores de libertad y
tolerancia a examen crítico, es válido, pero sería tema para otra ocasión. En
este trabajo partimos de aceptar tales valores como premisa para cuestionar a
continuación si el construccionismo social constituye su fundamento científico
adecuado.
En especial, para la
filosofía de la ciencia es prioritario poner en cuestión el supuesto fundamento
científico de las creencias en torno a la sexualidad, la raza u otras
categorías del ámbito de la sociedad humana, ya sean de la ideología
conservadora, liberal, marxista o cualquier otra que incida en la deliberación
pública. Los hechos mencionados arriba y
otros similares muestran que esta tarea está en el orden del día con plena
pertinencia, en especial con respecto a la ideología liberal predominante.
Perspectiva histórica
Los primeros intentos
de interconexión entre la biología y las ciencias sociales durante el siglo XIX
llevaron al auge de teorías pseudocientíficas como la frenología, la
craneometría, fisiognomía, darwinismo
social, entre otros. Estas ideas
terminarían convirtiéndose en rotundos fracasos científicos, pero durante
décadas alimentaron discursos racistas, sexistas y homofóbicos hasta llegar a
la apoteosis de la eugenesia totalitaria del nazismo durante la segunda guerra
mundial. No extraña entonces que en la
atmósfera de la posguerra florecieran concepciones que tomaran distancia de la
biología. El Segundo Sexo de Simone
de Beauvoir, publicado en 1949, es un ejemplo emblemático de esta tendencia
(Senior, 2011). Hacking (2001) traza un
panorama de cómo este enfoque, aupado por el posmodernismo, se tornó epidémico,
a la vez que pone en evidencia algunas de sus debilidades epistemológicas al
exagerar los componentes subjetivos. Wallerstein (1996a, 1996b) en el informe
de la Comisión Gulbenkian describe cómo la configuración de las diferentes
disciplinas para investigar la sociedad humana obedeció a una serie de
circunstancias pragmáticas (acceso a información), ideológicas (visión liberal)
y de orden institucional, mas no a un diseño fundamentado epistemológicamente,
lo que las hace más permeables a las influencias ideológicas.
Mientras tanto, la
biología, fragmentaria en el siglo XIX, logra a lo largo del siglo XX una
poderosa síntesis teórica y anclarse fuertemente en la química, la física y la
matemática (Senior, 2012). Utilizando
los avances desde la genética hasta la etología, la sociobiología (Wilson, 1980)
es, quizás, la primera incursión fuerte de la biología en el territorio de las
ciencias de la acción humana. El debate
Wilson vs. Lewontin es un referente obligado para expresar la tensión entre la
primacía de la naturaleza humana o del ambiente social en el terreno de la
explicación causal. Posteriormente, en
los posmodernos años 90, la psicología evolucionista (Tooby y Cosmides, 1992) lanza
un nuevo embate contra el construccionismo social definido como el “modelo
estándar de las ciencias sociales”. A
partir de aquí la polémica “nature vs nurture” se agudiza, desatándose las
llamadas “science wars”, en las cuales las ciencias sociales parecen
atrincherarse en un determinismo culturalista, que es otra forma de
reduccionismo, espejo del determinismo genético que anida en el otro
extremo.
El éxito del proyecto
Genoma Humano, inmensos descubrimientos de la paleogenómica sobre la
filogénesis reciente de nuestra especie, notorios progresos de la neurociencia
usando la tecnología fMRI, nuevas investigaciones en genética del
comportamiento, psicología biológica y cognitiva, epidemiología, terapia
génica, biología del desarrollo, hacen sonar trompetas que derriban los muros
del construccionismo social. Pero a
medida que se tienden puentes el flujo se vuelve bidireccional. La primatología (Tomasello, 2007), la
epigenética (Jablonka & Lambs, 2016), la integración eco-evo-devo y hasta
la misma neurociencia (Damasio, 2010; Sampedro, 2007) sustentan los efectos
biológicos de la cultura. Incluso Wilson
(2012) defiende la coevolución biológico-cultural. La biología pasa de ser mero trasfondo y
bastión de universales a convertirse en una herramienta de captura de datos y
más allá, en un abridor de cajas negras de las determinaciones sociales,
revelando mecanismos y cadenas causales de carácter biosocial, en un entramado complejo
con el potencial de explicar la dinámica de la igualdad y la diversidad,
brindando cimientos científicos más sólidos al humanismo liberal. Es tiempo de
consiliencia, no de muros.
Futuro
La ironía final es
que la transdisciplina biosocial se configura como una tecnociencia y resetea
al construccionismo social al reconvertirlo en transhumanismo (Diéguez, 2016)
mediante la intervención de la naturaleza humana (Habermas, 2002). Es el
retorno de la eugenesia, ahora en versión liberal. Lo que parecía la vía para brindarle al
humanismo liberal un mejor fundamento científico, puede convertirse, como
indica Harari (2016) en semilla de su propia destrucción.
Referencias
bibliográficas
Bunge, Mario
(1999). Las ciencias sociales en discusión. Buenos Aires: Sudamericana.
Caicedo,
Oscar (2016). ¿Cultura animal no humana?
Hacia un nuevo concepto de cultura desde la biología evolutiva. (Tesis
doctoral). Salamanca: Universidad de
Salamanca.
Castaingts
Teillery, Juan (2011). Antropología
simbólica y neurociencia. Barcelona: Anthropos.
Corr, P.J.
(2008). Psicología biológica. México:
McGraw-Hill / Interamericana Editores.
Damasio,
Antonio (2010). Y el cerebro creó al
hombre. Barcelona: Ediciones Destino.
De Waal,
Frans (2007). Primates y filósofos.
Barcelona: Paidós Ibérica.
Diamond,
Jared (1999). Guns, germs and Steel .The
fates of human societies. New York: Norton & Co.
Diamond,
Jared (2006). Colapso. Barcelona:
Random House Mondadori.
Diéguez,
Antonio (2016). Transhumanismo: entre el mejoramiento y la aniquilación. Investigación
y ciencia, noviembre de 2016, pp. 48-49.
Garvey, Brian
(2007). Philosophy of biology.
Stocksfield: Acumen.
Gibert
Galassi, Jorge (2012). Epistemología de
las ciencias sociales. Una visión internalista. Santiago de Chile:
Ediciones Escaparate.
Gómez-Suárez,
Andrei (2016). El triunfo del No. La
paradoja emocional detrás del plebiscito. Bogotá: Icono.
Habermas,
Jürgen (2002). El futuro de la naturaleza
humana. ¿Hacia una eugenesia liberal?
Barcelona: Paidós Ibérica.
Hacking, Ian
(2001). ¿La construcción social de qué? Barcelona:
Paidós.
Harari, Yuval
Noah (2015). De animales a dioses. Bogotá:
Penguin Random House.
Harari, Yuval
Noah (2016). Homo Deus. Bogotá:
Penguin Random House.
Keestra,
Machiel (2012). “Understanding human
action: integrating meanings, mechanisms, causes and contexts” en Repko, A.F., Newell, W. H., Szostak,
R. (Eds) Case studies in interdisciplinary
research. Thousand Oaks: Sage Publishers.
Jablonka, Eva
y Marion Lamb (2016). Evolution in four
dimensions. Genetic, epigenetic, behavioral and symbolic variation in the
history of life. Cambridge: MIT
Press.
Lewontin,
Richard C., Rose, Steve y Kamin, Leon J. (1984). «La legitimación de la desigualdad»
y «El determinismo del patriarcado» en No
está en los genes. Barcelona: Drakontos.
Ministerio de
Educación Nacional de Colombia; Fondo de Población de las Naciones Unidas
(2016). Ambientes escolares libres de discriminación. Orientaciones sexuales e
identidades de género no hegemónicas en la escuela. Aspectos para la reflexión.
Recuperado en https://unicef.org.co/sites/default/files/informes/Ambientes%20escolares%20Libres%20de%20Discriminacion%20May%202016_0.pdf, febrero 13
de 2017.
Neuman-Held,
Eva (2009). “Genes – causas – códigos. Descifrando el privilegio ontológico del
ADN”. En Torreti, Roberto (comp.). Conceptos de gen. Santiago de Chile: Universidad Diego
Portales.
Pinker,
Steven (2003). The blank slate. New
York: Penguin Books.
Plomin,
Robert y Kathryn Asbury (2013). G is for genes.
The impact of genetics on education and achievment. Chichester: Wiley-Blackwell.
Primero,
Gerardo (2014). Crítica a la hermenéutica
como marco teórico para las ciencias sociales. Recuperado en https://www.academia.edu/9665083/Cr%C3%ADtica_a_la_
hermen%C3%A9utica_como_marco_te%C3%B3rico_para_las_ciencias_sociales, febrero 13
de 2017.
Ridley, Matt
(2001). Genoma. Madrid: Punto de
lectura.
Ruse, Michael
(1983). Sociobiología. Madrid:
Cátedra.
Sampedro,
Javier (2007). Deconstruyendo a Darwin.
Barcelona: Crítica.
Senior, Jorge
(2011). Utopía y naturaleza humana: la
izquierda y los retos de la biología. En Advocatus
(17), 67-79. Barranquilla: Universidad Libre.
Senior, Jorge
(2012). El surgimiento de la biología molecular. En Biociencias,
7 (1), 69-80. Barranquilla: Universidad Libre.
Stamos, David
(2008). Evolución. Los grandes temas:
sexo, raza, feminismo y otras cuestiones. Barcelona: Biblioteca Buridán.
Tomasello,
Michael (2007). Los orígenes culturales
de la cognición humana. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Tooby, John y
Leda Cosmides (1992). “The psychological foundations of culture”. En Barkow, J., Cosmides, L., Tooby, J. (eds), The adapted mind: Evolutionary psychology
and the generation of culture New York: Oxford University Press.
Wade,
Nicholas (2015). Una herencia incómoda.
Genes, raza e historia humana. Bogotá: Editorial Planeta.
Wallerstein,
Immanuel (1996a). (Trad. de Fernando Cubides). Abrir las ciencias sociales.
Palabras de presentación del Informe Gulbenkian en el Social Science Research
Council de New York el octubre 24 de 1995. Recuperado en http://www.paginasprodigy.com/peimber/Wallerstein.pdf, febrero 13
de 2017.
Wallerstein,
Immanuel et al (1996b). Abrir las
ciencias sociales. Informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración
de las ciencias sociales. México: Siglo Veintiuno Editores.
Wilson,
Edward O. (1980). Sociobiología. Barcelona: Omega.
Wilson,
Edward O. (2012). La conquista social de
la tierra. Barcelona: Random House Mondadori.
Ahora es común escuchar que los que critican al construccionismo social se pelean contra un muñeco de paja del mismo. O exigen que el debate gire en torno a “los referentes” de esa forma de pensamiento.
ResponderBorrarEl construccionismo social es una forma de interpretar los hechos que atribuye las causas de los mismos en forma exclusiva o excesivamente preponderante a la cultura, dejando de lado las cuestiones de la biología que también son explicativas, y que a veces lo son más aún que las cuestiones sociales/culturales.
Eso es lo que criticamos del construccionismo social, esa “miopía analítica”.
Discutir sobre construccionismo social no es lo mismo que discutir acerca de su génesis o de sus autores, esas pueden ser charlas muy interesantes pero no constituyen de por sí el núcleo del debate en torno al CS.
Es como si al tratarse el tema de la zurdera o de la ambliopía nos remitiéramos exclusivamente a quienes teorizaron sobre esas cuestiones y a la progresión histórica de lo concerniente a esos conocimientos; puede ser un tema de gran interés para los académicos de sus respectivas áreas, pero estos temas, como tantos otros, como por ejemplo el del construccionismo social, exceden por mucho el de quienes fueron los autores que desarrollaron tales o cuales temas.
«… las [posiciones] progresistas se atrincheran en un construccionismo social, y cuando no abrazan la tabula rasa, entonces minimizan la importancia de la biología».
Ese es el día a día de muchísimos autores, investigadores y simpatizantes del progresismo. Pedir nombres o repetir como un mantra que se está luchando contra un muñeco de paja es esquivarle al bulto. Y habitualmente quienes vierten este tipo de frases y exigen nombres y citas son precisamente quienes suelen recostarse en esa sesgada forma de análisis.