Páginas

sábado, enero 06, 2024

Tim Maudlin y la interpretación de Copenhague

Tim Maudlin sobre filosofía de la mecánica cuántica: Teoría física, interpretación de Copenhague y realismo científico.

Traducción libre de extractos de la Introducción a Filosofía de la Física II: teoría cuántica de Tim Maudlin.

Una teoría física debería responder clara y francamente dos preguntas fundamentales: qué hay y qué hace. La respuesta a la primera es la ontología de la teoría y a la segunda es la dinámica. La ontología debería tener una definida descripción matemática y la dinámica debería ser implementada por ecuaciones precisas que describan como evolucionará o evolucionaría la ontología.

La interpretación de Copenhague no cumple estas demandas. Hay poco acuerdo acerca de qué es lo que postula este abordaje de la teoría cuántica sobre lo que existe o cómo la dinámica puede ser formulada sin ambigüedades. Actualmente la expresión es usada con frecuencia como una forma abreviada de referirse a un instrumentalismo general que trata al aparato matemático de la teoría simplemente como un dispositivo predictor, sin comprometerse para nada con una ontología o dinámica. Ese dispositivo predictor es lo que Maudlin llama “la receta cuántica”. En ocasiones, aceptar la interpretación de Copenhague se entiende como la simple decisión de usar la receta cuántica sin más preguntas: cállate y calcula. Tal actitud rechaza la aspiración de proporcionar una teoría física, como la definimos arriba. Por tanto la interpretación de Copenhague ni siquiera está en la búsqueda de una descripción del mundo físico y de lo que éste hace.

Además de rechazar la terminología usual de “teoría cuántica” vs. “interpretación de la teoría cuántica” en favor de “receta predictiva” vs. “teoría física”, y además de ignorar la cuestión histórica de qué (si algo) cuenta como interpretación de Copenhague, este trabajo difiere de la mayoría de discusiones estándar en una tercera manera. Se ha vuelto de rigor que la literatura sobre los fundamentos cuánticos sistemáticamente usa de modo equívoco los términos ‘realista’ y ‘antirrealista’ (en inglés son 4 términos: realist, realistic, antirealist y antirealistic). Estos términos tienen un significado preciso en filosofía de la ciencia, el cual parece ser poco familiar para la mayoría de los físicos. Y no es sólo que estos físicos usen los términos de manera equívoca, es que más bien ellos los manejan sin significado alguno. Esto ha tenido consecuencias terribles para las discusiones sobre los fundamentos de la teoría cuántica.

En el propio sentido del término, las teorías físicas no son realistas ni antirrealistas. Eso es un error categorial, como se suele decir. Es la actitud de una persona hacia la teoría física la que es realista o antirrealista. (Pone el ejemplo de Osiander y Galileo respecto a la teoría copernicana).

El realista científico mantiene que, al menos en algunos casos, tenemos buenas razones probatorias para aceptar teorías o afirmaciones teóricas como verdaderas, o aproximadamente verdaderas, o en camino de ser verdaderas. El antirrealista lo niega. Estas actitudes vienen en gradientes: se puede ser un realista científico leve, medio o fuerte y asimismo el antirrealista. En últimas, es un asunto de epistemología y teoría de la confirmación.

Extracto y traducción libre de la introducción de Filosofía de la Física II: Teoría Cuántica. Publicado en 2019 por Princeton University Press.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Sigue las reglas de la argumentación racional