Entre las muchas frases de Carl
Sagan que se repiten por doquier en las redes sociales hay una que puede ser
peligrosa por su ambigüedad. Me refiero a aquella que dice: “la ausencia de
evidencia no es evidencia de ausencia” y que a veces es aprovechada por los creyentes
en cualquier fantasía carente de evidencia para justificar su creencia. Resulta
irónico que un promotor del pensamiento escéptico como Sagan termine, en la era
de los memes, siendo idiota útil de los enemigos del pensamiento escéptico o
crítico gracias a una frase sacada de contexto. Por ello es pertinente
analizarla.
La frase no es original de Carl
Sagan, pues es un lema tradicionalmente usado en ciencia. Por ejemplo, en
microbiología se usa mucho para indicar que si una prueba de laboratorio sobre
una muestra no arroja la presencia de determinados microorganismos, no
significa que no estén allí presentes, pues las pruebas de laboratorio siempre tienen
un umbral de detección. El lema alerta al microbiólogo para que no se confíe y
recuerde las limitaciones de la prueba utilizada. Asimismo, sucede en medicina,
por ejemplo con las células cancerosas. El examen puede dar negativo, pero aún
así nunca se puede estar totalmente seguro de la no presencia de células
cancerosas en el organismo, pues pueden estar en una cantidad no detectable.
Como se puede ver en los ejemplos
expuestos, la frase aplica para todo tipo de pruebas que tengan umbrales de
detección, niveles de resolución u otro tipo de límites. Estamos hablando de
pruebas científico-técnicas sobre el mundo natural. La entidad que se trata de
detectar es siempre una entidad conocida, una entidad que realmente existe en
el mundo natural.
En el caso de Carl Sagan, él se
refería a la vida extraterrestre. La vida es un fenómeno natural y sabemos
perfectamente que existe, pero sólo conocemos un caso: la biosfera terrestre.
Dado que la vida terrestre se basa en los elementos químicos más abundantes y
comunes en el cosmos, esperamos que prolifere en muchas partes del universo. La
ausencia de evidencia sobre la existencia de vida en otros planetas no es
prueba de que no exista por las siguientes razones: (1) esa búsqueda empezó
hace apenas unas pocas décadas cuando se dieron las condiciones
tecnocientíficas; (2) el universo es muy grande y apenas hemos buscado en una
región ínfima de él (ni siquiera hemos completado la búsqueda en nuestro
sistema solar que es uno entre trillones); en menos de 30 años hemos
descubiertos miles de exoplanetas indicando que efectivamente, como se
sospechaba por razones astrofísicas, los sistemas planetarios son muy comunes y
el nuestro en principio no tiene nada de extraordinario, pero las enormes
distancias hacen extremadamente difícil saber si existe vida en ellos, aunque
se pueden buscar indicios químicos a distancia. En conclusión, Sagan tenía razones para
aplicar la frase en el campo de la astrobiología.
En contraste con todo lo dicho,
la utilización de la frase de marras para referirse a entidades sobrenaturales o
fantasmagóricas es espuria, completamente inadecuada. Aquí ya no se trataría de detectar entidades
naturales de características conocidas, sino de entidades amorfas imaginadas según
alguna cultura tradicional y cuya existencia es rechazada por la cosmovisión
científica debido a que no son consistentes con los conocimientos que tenemos
de la realidad en las distintas ciencias. Me refiero a dioses, fantasmas,
duendes, espíritus, ángeles o demonios, etc. Entidades que ni siquiera sirven
como hipótesis pues carecen de valor heurístico, no solucionan problemas ni
sirven de base para líneas de investigación fértiles.
Entonces aquí aplica otra frase famosa de Carl Sagan: Extraordinary claims requires extraordinary evidences. Que podríamos traducir como: “afirmaciones extraordinarias exigen evidencias extraordinarias”. Por ende, indicios nebulosos, fotografías borrosas, testimonios dudosos, no sirven para sustentar una tesis que choca de frente contra el conocimiento científico sólido. Un ejemplo de “afirmación extraordinaria” es afirmar la existencia de algo de lo cual no se conoce ni un solo caso. Y menos si no se deriva del conocimiento previo. Sólo cuando sabemos que algo, una entidad X cualquiera, existe, es que podemos aplicarle la frase para referirnos a su no presencia en un ámbito dado. La palabra “ausencia” al final de la frase se refiere a “no presencia”, no a “no existencia”.
+En conclusión,
la frase “la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia” no aplica para
entidades cuya existencia se desconoce y menos aún si no se derivan del
conocimiento científico. La frase sólo aplica en ciencia para referirse a la
presencia o no presencia en un
determinado ámbito de una entidad conocida y bien caracterizada.
Para finalizar recordemos la navaja de Hitchens