Columna publicada en el portal periodístico El Unicornio a comienzos de 2021 y vuelta a publicar hoy 10 de Octubre, pues Colombia cumple exactamente 200 años de haber expulsado la última tropa española en el territorio que actualmente es Colombia.
Durante la presente semana hubo celebraciones del bicentenario del Congreso de Cúcuta que culminó el 3 de octubre de 1821, asamblea en la cual se unifican las Provincias Unidas de la Nueva Granada y la Confederación Venezolana para fundar la Gran Colombia. Mientras en 1821 hubo unidad entre los pueblos vecinos y hermanos, 200 años después tenemos un gobierno que ni siquiera mantiene relaciones maduras con la República Bolivariana de Venezuela y en cambio comete la payasada de invitar a un monigote figurón que no representa ni lidera nada.
Y por supuesto, el centralista gobierno y la centralista prensa de Bogotá tampoco tuvieron en cuenta y ni siquiera mencionaron la fecha de hoy, verdadero bicentenario de la independencia de Colombia del Imperio Español. Un reconocimiento para el diario El Universal de Cartagena que sí lo reconoció en su editorial de hoy titulado La verdadera independencia.
2021, bicentenario de la
independencia de Colombia
Por Jorge Senior
Un lector acucioso, al ver el
título de este escrito, dirá que El Unicornio se pifió, pues como todo el mundo
sabe la independencia de Colombia frente al imperio español aconteció el 7 de
agosto de 1819 con la batalla del puente de Boyacá. Al menos eso es lo que dice la historia oficial,
tan centralista como el ordenamiento territorial del país.
La verdadera historia es diferente. En agosto de 1819 el Ejército Libertador
controla Santa Fé, la región central de la cordillera y los Llanos Orientales,
pero las tropas españolas siguieron haciendo presencia en gran parte del
territorio de lo que hoy es Colombia y en la mayor parte de sus colonias
americanas. Quito, Pasto, Cauca,
Antioquia, Cartagena, Santa Marta, Caracas, por ejemplo, seguían bajo poder
imperial. Así que el Ejército Libertador
debió seguir la guerra de liberación recuperando Antioquia y Cauca en 1820 y luego
el Bajo Magdalena, hasta que el 10 de
Octubre de 1821 Colombia (en sentido actual) logró derrotar al último
reducto de tropas españolas atrincheradas en la ciudad de Cartagena.
Esta victoria, que sí resultaría
definitiva para el territorio continental habitado, fue comandada por el
General Mariano Montilla, de origen venezolano, que para el asedio de largos
meses tuvo como cuartel general al municipio de Soledad, en lo que actualmente
es el Departamento del Atlántico. En esa
época Barranquilla era un villorrio menos importante que su vecino. A diferencia de lo sucedido seis años antes,
en esta ocasión fueron las fuerzas patriotas las que cercaron y sitiaron a la
ciudad amurallada que tiempo después sería apodada La Heroica por su firme resistencia al invasor en 1815, cuando
murió una tercera parte de sus habitantes.
Los españoles se rindieron finalmente y pactaron una “decorosa” retirada
por mar.
El 20 de octubre de 1821 el
General Montilla le escribió al General Santander, desde Cartagena: “Tengo el
honor de anunciar a vuestra excelencia que el 10 del corriente se ocupó esta
plaza por las armas de la República dos horas después de haberse embarcado la
guarnición española y su gobernador… Cartagena goza de libertad y de
seguridad”. [Carta referenciada por el historiador Gustavo Bell Lemus].
Sin embargo, la guerra contra el
imperio en decadencia continuaría por mar y en otros territorios de lo que en
la historiografía se conoce como la Gran Colombia, hasta el último asedio a
Puerto Cabello, en Venezuela, dos años después.
No obstante, el territorio colombiano seguiría siendo escenario de
escaramuzas con guerrillas realistas en Pasto, Santa Marta, Valledupar, la
península de La Guajira y otros lugares.
En el archipiélago de San Andrés, bastión de corsarios, la bandera
colombiana fue izada por primera vez el 23 de junio de 1822.
Una semana antes de ese histórico
10 de Octubre de 1821, Simón Bolívar enunció el discurso que clausuraba el
Congreso de Cúcuta que creó la República de Colombia, estableció su primera
constitución nacional y nombró al Libertador como Presidente y a Santander como
Vicepresidente. Esa nueva república
incluía a lo que hoy es Venezuela y a la antigua Nueva Granada que ahora
pasaría a llamarse Departamento de Cundinamarca. Casi de inmediato a esta Gran Colombia se
adheriría voluntariamente Panamá que había expulsado a los españoles por su
propia cuenta. Bolívar marcha entonces
al sur a continuar la campaña libertadora con Antonio José de Sucre y Santander
queda encargado de la presidencia. Quito y Guayaquil son anexados a la
República de Colombia en 1822. En
Guayaquil se produce entonces el histórico encuentro de Bolívar y San Martín,
prócer de las provincias del Río de la Plata.
A partir de ahí Bolívar y Sucre avanzarán a liberar Perú y el Alto Perú,
que se convertirá en Bolivia con una peculiar constitución que dará mucho hilo
a los historiadores. Nunca llegó a
existir un Estado integrado por las seis naciones que actualmente celebran unas
justas deportivas denominadas Juegos Bolivarianos, único indicio de lo que pudo
ser y no fue.
La guerra con España termina en
1825. Las contradicciones internas de
las élites regionales escalan hasta el conflicto bélico. En 1830 se rompe la Gran Colombia y Simón
Bolívar muere en Santa Marta, con el General Montilla a su lado, consciente de
haber arado en el mar. En 1831 se
establece la República de Nueva Granada.
La historia de América Latina contrastará con la de Europa, pues en este
continente habrá pocas guerras internacionales, pero muchas guerras civiles,
disputas por el poder en el seno de las oligarquías con el pueblo como carne de
cañón. Sin embargo, la Nueva Granada pierde pacíficamente (léase pendejamente) 189.500 kilómetros
cuadrados en
los siguientes 90 años. Eso es un
territorio equivalente a la isla de Gran Bretaña.
Si la Gran Colombia existiera hoy
tendría 100 millones de habitantes y un territorio 5 veces mayor al de
España. Pero ese sueño bolivariano sólo
duró una década. Ahora, en 2021, se
cumple el bicentenario de la independencia y de la fundación de la República de
Colombia. Puede que no haya mayor cosa
que celebrar pero sí mucho que reflexionar.