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jueves, agosto 27, 2020

Representación de razas, sexos y religiones en el Congreso de EEUU según partido político

 Dataisbeautiful sacó una gráfica excelente sobre los dos partidos políticos de EEUU, que merece un somero análisis o, al menos, una traducción a palabras, para que quede consignado y consultable acá en el blog.

La gráfica muestra la distribución por religión, raza y sexo en la población estadounidense y en la representación de cada partido en el congreso. Veamos.



SEXO

Los hombres están ligeramente sobrerrepresentados en el partido demócrata y muy sobrerrepresentados en el republicano (cerca del 90%).

RAZA

La mayoritaria raza blanca está representada adecuadamente en el partido demócrata y abrumadoramente sobrerrepresentada en el republicano (cerca del 95%).  

La raza negra está ligeramente sobrerrepresentada en el partido demócrata mientras en ese mismo partido los latinos están ligeramente subrrepresentados. Es como si negros ocuparan un pequeño porcentaje correspondiente a latinos. Estas dos minorías tienen un tamaño parecido en la población en general (ligeramente superior al 25% sumadas), con una pequeña diferencia a favor de latinos, pero tal situación se invierte en el congreso.

Los asiáticos son una minoría más pequeña y están representados adecuadamente en el partido demócrata y casi inexistentes en el republicano. Es claro que el demócrata es el partido de los asiáticos.

Los nativos americanos y los mestizos son aún más minoritarios y además están subrepresentados en el partido demócratas y son casi inexistentes en el republicano.

En general, las minorías están adecuadamente representadas en el partido demócrata, es decir, que este partido representa de manera apropiada la realidad demográfica racial del país.  En contraste, el partido republicano es el partido de los blancos y la única minoría con presencia significativa pero baja en ese partido son los latinos, lo cual se explica seguramente por los cubanos de la Florida.

RELIGIÓN 

Los protestantes están muy sobrerrepresentados en el partido republicano (casi el doble del % de la población) y están adecuadamente representados en el demócrata.

Los judíos aparecen como religión, no como raza (supongo que entonces quedan incluidos como blancos). La religión judía es una minoría sobrerrepresentada en el partido demócrata y no existe en el republicano. Definitivamente el demócrata es el partido de los judíos. 

Otro dato altamente significativo es que la categoría "no afiliado" a religión alguna, que podríamos suponer son ateos o agnósticos, corresponde aproximadamente al 25% de la población y no tiene representación alguna en el congreso.  Otra categoría denominada "no sabe" tiene cerca de 7% del partido demócrata y apenas como un 2% en la población.

Los católicos aparecen como sobrerrepresentados en el partido demócrata y ligeramente sobrerrepresentados en el republicano.

Protestantes y católicos son más del 90% de republicanos y más del 75% de los demócratas, mientras que no llegan a 65% de la población. Los católicos están repartidos entre los dos partidos, aunque con una ligera inclinación a favor de los demócratas.

El cristianismo en general es, pues, claro dominante del congreso.  La única otra religión con presencia significativa es la hebrea. Musulmanes, hindúes, budistas y otros casi no tienen presencia.

SÍNTESIS

El partido republicano es el clásico WASP por antonomasia, el partido de los hombres blancos protestantes.

El partido demócrata es el partido de las minorías: negros, latinos y asiáticos por un lado y judíos por el otro, y en términos relativos es también el partido de las mujeres.Y sin embargo, no se puede decir que los hombres blancos protestantes estén subrrepresentados en él.  Más bien, podríamos decir que el partido demócrata refleja de manera aproximada la realidad demográfica, mientras los republicanos tienen una representación muy distorsionada o sesgada en religión, raza y sexo. 

Los católicos son la categoría más equilibrada en cuanto a su preferencia por uno u otro partido. Y los ateos (o los no religiosos) son la categoría más perjudicada.

lunes, agosto 17, 2020

Modelación matemática del cuerpo humano

 

¿Es posible modelar matematicamente el organismo humano?  Sin duda es posible ir construyendo modelos parciales con múltiples variables cuantificables con las cuáles construir un espacio de estados que contemple parámetros para salud y enfermedad, con una zona gris de alerta entre ambas zonas.  Con una red de nanosensores que midan esas variables se puede alimentar un algoritmo que informe, alerte y prescriba medidas en tiempo real para mantener al organismo en el espacio de salud. 

Con el tiempo se puede ir haciendo más complejo el algoritmo, incorporando más variables y más interrelaciones.

Si el algoritmo se maneja desde un dispositivo portátil personalizado el derecho a la privacidad o intimidad individual sería menos vulnerable.  Pero si por conveniencia epidemiológica todo se realiza a través de conexión en línea, por ejemplo, para ser monitorizado por el servicio de salud al cual esté adscrito el sujeto, es posible que el ciudadano se encuentre en una situación de vulnerabilidad.  El problema es que la misma tecnología que sirve para producir un bien, por ejemplo el cuidado de tu salud, serviría también para el control totalitario.  He ahí el dilema que se viene en los próximos años.

Los rajados por la pandemia: evaluación

Miremos primero un referente mundial y luego el caso de Colombia.

Suecia vs. Noruega

La evaluación comparativa de las distintas estrategias para confrontar la pandemia es la mejor manera de aprender y mejorar en el manejo a escala social de este tipo de fenómeno, que bien podría volverse a presentar por rebrote o por nuevos agentes patógenos.

Pero esas comparaciones no se pueden hacer de manera burda, pues cada nación tiene características y situaciones distintas.  Sin embargo, Suecia y Noruega son dos estados muy parecidos que optaron por estrategias muy diferentes, casi que opuestas, por lo que resultan equivalentes a un experimento social. 

Estos países escandinavos no fueron tomados de sorpresa como España e Italia, sino que tuvieron más tiempo de preparación. En situación de pandemia un mes es mucho tiempo.  Tampoco son receptores turísticos como los dos países del mar Mediterráneo.  Suecia y Noruega están en la misma latitud, comparten clima y genética, sus sistemas de salud son equiparables, así como su ingreso per cápita. La cultura ciudadana es similar y la estructura familiar también (por ejemplo, una relativamente alta proporción de las viviendas tienen sólo una persona habitándola).  La estructura de la pirámide demográfica es igual, un factor clave para el caso de la Covid-19, pues afecta mucho más a los ancianos.  Países con mayor proporción de población en la tercera edad están en mayor riesgo, pero en este caso ambos comparten esa desventaja.  África, en cambio, a pesar de sus debilidades en cuanto a sistema de salud y condiciones de vida, ha tenido la ventaja de una población con mayor proporción de jóvenes. 

Suecia tiene 10,2 millones de habitantes frente a 5,4 millones de Noruega, es decir, una proporción aproximada de 2 a 1, que facilita la comparación.

Pues bien, Suecia le apostó a una estrategia de no confinamiento, so pretexto de proteger la economía y la libertad ciudadana.  Una apuesta arriesgada por la inmunidad de rebaño.  Noruega, en cambio, se decidió por la estrategia recomendada por la OMS, tomando medidas tipo cuarentena, a sabiendas de que significaba un sacrificio económico a costa del ahorro nacional, pero salvaguardando la vida, en especial de los mayores de 60 años.

El resultado del “experimento” salta a la vista.  En Suecia, a fecha 13 de agosto, ha habido 84.294 casos confirmados y 5.783 muertes por Covid19.  Para la misma fecha, Noruega ha tenido 10.005 casos y apenas 261 muertes.  Es decir, que con el doble de población Suecia ha tenido 8 veces más contagios y 22 veces más muertos.  La tasa de letalidad, basada en los casos confirmados, es de 6,8% en Suecia y de sólo 2,6% en Noruega.  Y este mismo ejercicio se puede hacer con Finlandia o Dinamarca, cuyos desempeños han sido similares a Noruega.  Simplemente Suecia escogió la muerte de sus viejos, miles de ancianos: ¡un verdadero gerontocidio!

Queda claro, entonces, que la OMS tenía razón y que la supresión o la mitigación decidida constituyen la mejor estrategia para el desafío del coronavirus-2.  El propio Anders Tegnell, epidemiólogo sueco ideador y líder de la estrategia de su país, reconoció el fracaso.

Caso de Colombia

En el caso colombiano, bajo condiciones muy diferentes, pero con mayor tiempo de preparación, la cuarentena porosa, el nulo rastreo y el lento crecimiento del testeo, han significado un manejo deficiente de la pandemia, aunque no tan grave como el de Suecia.  En nuestro país los viejos lastres de pobreza y desigualdad, informalidad laboral y hacinamiento en viviendas, sumados a un pésimo sistema de salud altamente privatizado, hacían necesaria una estrategia que combinara una cuarentena intensiva con la salvaguarda socioeconómica de la renta básica, así fuese provisional.  De otra manera, al riesgo de gerontocidio se le agregaría el aporocidio o muerte de los más pobres.  Ni el gobierno ni el congreso aprobaron la renta básica, los gobiernos locales fueron erráticos y el gobierno nacional ha sido mero show vespertino televisado a una rata de $40 millones por noche. 

El cierre de colegios y universidades y la cuarentena a medias (además de los protocolos sanitarios que la población ha ido asimilando a pesar de la nula inversión en cultura ciudadana) nos han salvado de la catástrofe.  Pero aún así las cifras son pésimas.  Ya llevamos 15 mil fallecidos -principalmente ancianos y pobres- y el pico áun no llega.  Mientras en Suecia, con economía abierta, se contagió el 0,83% de la población, en nuestro país, con parte de la economía cerrada, vamos por 0,94%.  Lo más grave es que Colombia ocupó el primer lugar mundial en número de muertos por Covid-19 por millón de habitantes por día en las siguientes fechas: julio 23, 25, 28 y 29.  También ocupó el primer lugar en ese mismo indicador pero por semana, en el período agosto 2 al 9.  Afortunadamente estos primeros lugares no se dieron en el nivel tan agudo como los primeros lugares de Italia y España en marzo, pero indican claramente que nuestro país tuvo un manejo inadecuado de la epidemia.  Y pensar que aún falta afrontar el oscuro panorama económico.

En resumen, como Suecia, Bolsonaro y Trump, Duque se rajó, pero nosotros sufrimos las consecuencias.  Por sanidad, todos debemos lavarnos las manos, menos el gobierno nacional,  que no puede eludir su responsabilidad en esta crisis.

Publicado en El Unicornio en agosto 17 de 2020

@jsenior2020

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La increíble historia de Henrietta Lacks

En este anómalo agosto, Henrietta Lacks cumplió 100 años.  Como el gato de Schrödinger, ella está viva y muerta.  Una parte de ella murió en 1951.  Otra parte de ella es inmortal y pesa actualmente varias toneladas.  Su yo inmortal fue el asesino de su yo mortal.  Hela ahí: ese yo inmortal y asesino es un hito de la medicina y hoy ayuda a salvar vidas.  Su yo mortal nunca imaginó el final de esta increíble historia.  Ni el más imaginativo de los escritores pudo vislumbrar semejante destino para un simple mortal.

Todo comenzó en febrero de 1951 cuando a Loretta Pleasant, una joven de 30 años, le diagnosticaron cáncer cervical en el hospital John Hopkins en Baltimore.  Era una mujer pobre, de raza negra, con 5 hijos, el último de los cuales había nacido pocos meses antes en ese mismo hospital.  Cuando se casó con su primo David Lacks nueve años antes, tomó su apellido, pero ni siquiera sus descendientes saben cómo o por qué cambió su nombre a Henrietta. 

El médico Howard Jones decidió hacer una biopsia, tomó muestras de células del tumor para diagnosticarlo y les pasó algunas a investigadores del mismo instituto. Uno de ellos era el ginécologo Richard TeLinde, quien investigaba sobre cáncer cervical, y los otros dos eran una pareja casada, George y Margaret Gey, quienes llevaban años trabajando en cultivos celulares in vitro, intentando que células humanas perduraran largo tiempo fuera del cuerpo de origen.  En su laboratorio el matrimonio Gey creó las condiciones para la reproducción por mitosis de las células tumorosas de Henrietta, quien no tenía la menor idea del asunto, pues en aquella época el consentimiento informado no era práctica habitual, ni había un protocolo bioético que obligara a dar tal información al paciente.  Para sorpresa de los investigadores estas células resultaron dotadas de un superpoder: reproducirse indefinidamente, más allá del límite de Hayflick que marca la muerte programada por apoptosis a las celulas ordinarias del ser humano y de muchas otras especies. ¡Las agresivas células cancerosas de Henrietta eran inmortales! 

Pero Henrietta nunca lo supo.  Ella no era inmortal.  El 4 de octubre de 1951 falleció por causa de ese tumor inmortal.  Sólo 20 años después, casi de casualidad, su familia se enteró de que una parte de Henrietta, precisamente la que causó su muerte, aún vívía.  Y no sólo eso, la reproducción de esas células, llamadas HeLa por el nombre de la paciente fallecida, había escalado a niveles industriales, distribuyéndose por innumerables laboratorios de todo el mundo debido a sus propiedades especiales y su inmensa utilidad para la investigación biomédica.  Las células HeLa, por ejemplo, contribuyeron a la investigación de Jonas Salk que llevó a la exitosísima vacuna contra la poliomelitis.  Muchos descubrimientos médicos, y hasta algunos premios Nobel, se han derivado de investigaciones realizadas con esas células letales y maravillosas.  Es el caso de Elizabeth Blackburn, Carol Greider y Jack Szostak que en 2009 ganaron el Nobel por su trabajo sobre la enzima telomerasa, que repara los telómeros de los cromosomas y es clave en la juventud eterna de las células HeLa.  Se calcula que se han realizado unos 74.000 experimentos con las células descendientes de Henrietta, que algunos clasifican como no humanas, pues son mutantes con 80 cromosomas.  Aquí en Colombia también se utilizan.

Dos temáticas se abren a partir de esta historia.  Una es la deliberación bioética que se derivó de este caso y el perfeccionamiento consecuente de los protocolos.  Sin embargo, no se puede desconocer que los inmensos beneficios para la humanidad obtenidos de las investigaciones con esta línea celular inmortal, superan cualquier derecho individual de corte liberal.  El Bien común prima sobre el interés particular.  Por ello, actualmente en muchos países todos somos donantes por defecto, mientras no digamos lo contrario.  En Colombia, la ley 1805 de 2016 establece en su artículo 3 que “se presume que se es donante cuando una persona durante su vida se ha abstenido de ejercer el derecho que tiene a oponerse a que de su cuerpo se extraigan órganos, tejidos o componentes anatómicos después de su fallecirniento”.

El otro tema, de mayor importancia, es el renacimiento del milenario sueño de la especie humana de alcanzar la inmortalidad, ya no por magia sino por ciencia y tecnología.  Entiéndase por inmortalidad, en este contexto biológico, la detención del envejecimiento, no la indestructibilidad.  Durante el 80% de los 4 mil millones de años de historia de la vida la muerte por envejecimiento o muerte programada no existía.  Este “invento” reciente de la evolución es concomitante con otra novedad: la reproducción sexual de organismos pluricelulares.  Sexo y muerte son dos caras de la misma moneda evolutiva.  Sin embargo, hay especies animales que no tienen ese mecanismo llamado “muerte” en su ciclo vital, como la hydra, por ejemplo. ¿Podremos los seres humanos prescindir de la muerte senil algún día?  La respuesta parece ser afirmativa y no muy lejana.  Una posibilidad sería con células madres y epigenética para lograr la regeneración de tejidos y órganos. 

Si el siglo XX fue el siglo de la física, ahora estamos en el de la biología y la medicina se encuentra al borde de una revolución científica.

Publicado en El Unicornio en agosto 9 de 2020

@jsenior2020

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El truco de la falsa polarización en Colombia y EEUU

LA FALSA POLARIZACIÓN ES UN TRUCO DE MANIPULACIÓN DE LA OPINIÓN QUE ES IMPULSADO POR LA CENTRO-DERECHA (algunos sectores verdes, el fajardismo y el santismo) Y POR LA EXTREMA DERECHA URIBISTA, CADA UNO CON SUS CÁLCULOS.

YA NO HAY EXTREMA IZQUIERDA EN COLOMBIA

La idea de un espectro político de izquierda a derecha se originó anecdóticamente durante la revolución francesa cuando en la convención nacional de 1792, con carácter constituyente, los jacobinos quedaron ubicados a la izquierda y los girondinos a la derecha del escenario.  El esquema cuajó y ha servido de modo descriptivo para mapear el ajetreo político partidista en medio mundo, así sea de manera lineal y sobresimplificada.  Algunos dicen que ese esquema está superado, pero la realidad parece contradecirlos, como lo evidencian los últimos procesos electorales en EEUU, España, Brasil, Argentina, México o Colombia.

Debo admitir, eso sí, que el análisis político no puede agotarse en tal esquema lineal, pues puede haber asuntos transversales, alianzas inconsistentes con el esquema o coincidencias insospechadas, como la que se dio entre la extrema izquierda y la extrema derecha conservadora de nuestro país, en tiempos del Frente Nacional, para rechazar juntos la política de control de natalidad.  A pesar de esas excepciones que confirman la regla, hoy vemos que asuntos que deberían unificar a toda la humanidad, como la lucha contra el calentamiento global o el impulso a la ciencia, se ven politizados y encorsetados en el esquema, pues en varios países hay una derecha negacionista del cambio climático y enemiga del pensamiento científico.

El espectro de izquierda – derecha tiene entonces plena validez en el mundo actual, tanto en sistemas electorales bipartidistas como en aquellos multipartidistas.  Colombia está en este último caso, mientras que EEUU aparentemente se encuentra en el primero.  Pero hay una similitud obvia debido a que en el Partido Demócrata, Bernie Sanders lideró en las primarias una propuesta ubicada mucho más a la izquierda que el muy moderado Joe Biden, quien finalmente ganó la candidatura (en EEUU se entiende por Left a los de pensamiento liberal).  Eso dio lugar a una lectura tripartita con Trump en la extrema derecha, Biden en el centro y Sanders en la izquierda.  Algo muy parecido a la realidad colombiana, donde el uribismo copa el espacio de la extrema derecha (halando al partido conservador que lleva varias elecciones presidenciales sin candidato propio); el santismo, fajardismo y el ala derecha verde representan un centro que bien podríamos llamar de centro-derecha; y una centro-izquierda que se representa en Colombia Humana, varios partidos pequeños y parte de las bases del Polo (partido este último que tiene la brújula dando vueltas como un trompo). Es notoria la ausencia de extrema izquierda en Colombia, en contraste con las décadas de los 60, 70 y 80.  A duras penas queda el clandestino y marginal ELN que nada tiene que ver con el certamen electoral.

Y aquí viene el truco de la falsa polarización, una táctica que funciona tanto en Colombia como en Estados Unidos.  Al no haber extrema-izquierda, por ejemplo de tipo comunista o netamente socialista, revolucionaria o antisistémica, la polarización frente al autoritarismo de extrema derecha que encarnan Trump allá y Uribe acá, es imposible.  No hay dos polos extremos, sino uno solo, el extremismo de la derecha autoritaria que conjuga lo represivo y lo populista.  El truco está en convertir a Bernie Sanders o a Gustavo Petro en supuestos extremistas radicales, cuando el estudio objetivo de sus programas muestra una línea moderada de tipo socialdemócrata o de liberalismo social. 

El uribismo vive de la polarización, la necesita, como el ser humano necesita el oxígeno.  El fenómeno Uribe surgió de la polarización con las FARC, grupo éste poco inteligente que se convirtió en el combustible político que impulsaba a su archienemigo de 2001 a 2010.  Luego, durante el proceso de paz la tesis del “Centro Democrático” era que Santos le iba a entregar el país a las FARC (juzgue el lector tamaño engaño a la audiencia crédula) y así polarizó con los dos.  Al desaparecer las FARC, el uribismo urge de un polo opuesto para galvanizar la opinión y los votos, entonces lo busca en contradictores frenteros como Petro, acomodándole adjetivos como “castrochavista” y utilizando el coco de Venezuela para manipular el miedo. 

Por su parte, el centro aderechado sigue el juego pues cree que, como pasó en EEUU, la ciudadanía va reaccionar contra la polarización artificialmente creada, apostándole al “moderado” y “tranquilizador” centro neutro.  Esa es la apuesta del fajardismo y el nuevo lopismo (el de Claudia), mientras Santos todavía no muestra las cartas y permanece astutamente en bajo perfil.  El cálculo es que, de llegar el centroderechismo a segunda vuelta, la izquierda, que cada vez es más numerosa y ya se cuenta por millones, votará por la opción más cercana, o sea el mal menor, como pasó en 2014.  Esa táctica les falló en 2018, pero todo indica que insisten en el juego de la falsa polarización. 

Humberto De la Calle identificó con lucidez ese juego de “atacar en gavilla” a Gustavo Petro y lo rechazó, lanzando una propuesta de altura para buscar consenso en el terreno programático.  La idea fue acogida por Petro, quien habla de un “Pacto Histórico”, mirando más allá del 2022.  El dilema lo tienen ahora los “alternativos” del amarillo y el verde, que llevan por dentro de sus partidos la fractura entre centro-izquierda y centro-derecha, a veces apaciguada por la fría pero dulce mermelada de la capital.

@jsenior2020

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